domingo, 27 de mayo de 2012

CREO EN CREER


 

Nunca fui un gran estudiante. Ahora reconozco que simplemente nunca me interesó la parte académica. 

Aunque siempre he sido un gustoso del aprendizaje, la mayor parte de mi vida lo he hecho de manera independiente, por métodos alternativos o diferentes y en muchos casos de manera complicada por mi resistencia a las tradicionales escuelas.

Si me preguntasen que es lo primero que viene a mi mente cuando me preguntan sobre mi experiencia durante aquellos años de educación formal, tendré que reconocer (ya sin vergüenza alguna), que lo único que nunca va a venir a mi mente es la parte formal de esos años de educación. 

Recuerdo que siempre fui señalado por no querer hacer las cosas de la manera que se me pedían, me aburría tremendamente en clases, me señalaron como niño problema desde finales de la primaria y hasta que acabé la carrera, misma que se convirtió en una carrera de resistencia, en su mayor parte a la terminé a la fuerza por una promesa que hice a una muy querida persona.

Tengo muchos y muy buenos recuerdos de mis amigos a lo largo de los diferentes periodos académicos. De todas esas memorias, además de la parte de la diversión, hay otra constante: Aunque siempre utilicé de pretexto que mis amigos eran peores que yo, ahora reconozco que ellos mismos me presionaban y recomendaban hacer las cosas mejor y mas ad hoc con lo establecido por la academia, todo esto con el único objetivo de hacerme la vida más fácil y hacer la vida más fácil a mis padres, maestros e inclusive a ellos mismos. Nunca les hice caso... Ni a los primeros, ni a los segundos y mucho menos a los terceros. ¿Que podrían todos ellos saber de la vida?... Ahora me causa gracia mi necedad.

A pesar de todo lo anterior, confieso que siempre me gustó ir a la escuela. Nunca tuve la necesidad de escaparme de la misma o de organizar una salida o pinta. 

¿La razón? Es simple en verdad. La escuela era un ambiente controlado y sencillo, en donde yo podía hacer lo que me diera la gana sin mayores consecuencias. No había peligros, no había problemas, era una pequeña maqueta del mundo real, en donde todos los problemas eran solucionables de forma rápida. 

Mientras estuvieses dentro de una escuela, no había problemas, y si los había, ahí estaban tus amigos listos para ayudarte y en muchos casos hasta los mismos maestros(as). 

Las soluciones requerían ciertas habilidades y mucho poder de convencimiento y en algunas circunstancias era necesario un esfuerzo “infrahumano” de un par de días para realizar una labor maratónica, cuasi-titánica, y así poder entregar algún proyecto final o preparar un examen que hiciera sonreír a el/la maestro(a) que tanto aparentaba odiarte pero que muy en el interior tenía mucha simpatía por ese individuo que se presentaba de frente, desesperado y desesperante, distraído y con una historia extraordinaria para poder explicar cada situación.

En ese momento supe y ahora lo confirmo que siempre abusé de la amabilidad y buena voluntad de mis maestros(as). De la misma manera también puedo afirmar que a la mayoría de ellos, si los volviese a ver hoy, los vería con mucho gusto y creo que ellos a mi también. Por alguna razón, mis maestros siempre me ayudaron, me apoyaron y me aguantaron todo lo que se me pudo ocurrir. 

Uno de mis pretextos favoritos y que me ayudaron a extender mi vida universitaria por espacio de 14 semestres fue:

Con un muy cínico tono y un volumen alto: "¿¿¿QUE???, ¿¿¿CUAL PRISA???, A MI, MI PADRE ME DIJO QUE ESTA IBA A SER LA MEJOR EPOCA DE MI VIDA Y ¡¡¡NO TENGO PRISA DE QUE SE ACABE!!!

Ahora lo recuerdo mi me causa mucha gracia, aunque estoy seguro que a mis padres y algunos maestros no les causaría tanta. A fin de cuentas, no salí tan mal como todos creían (inclusive yo).

En fin... Una de las cosas más interesantes que aprendí en la escuela, desde muy niño, y precisamente por que hice todo al revés, fue que: 

1.- Sí está en manos de uno hacer algo por el mundo, 

2.- sí es posible forjar el destino y 

3.- lo que uno haga con su vida depende en la mayor parte de las decisiones y acciones que uno mismo tome. Muchos van a ayudar pero nadie lo va a hacer por uno.




Le etapa universitaria es una etapa muy interesante. Es un momento clave en el desarrollo de cualquier persona adulta. Durante la carrera universitaria uno define muchas cosas de su vida y aunque parece que es una etapa en donde nada es importante y todo fluye de manera simple, realmente uno toma decisiones que van definiendo intereses, actitudes, decisiones futuras, seguridades e inseguridades, y en muchos casos, se construyen opiniones que mandarán por muchos años la vida de cada individuo.

Hace un par de semanas estaba yo de vacaciones fuera del país cuando me enteré que el candidato a la Presidencia de la República Mexicana por el PRI tuvo un mal día en la Universidad Iberoamericana. Confieso que sonreí.
En ese momento me encontraba yo, después de unos 3 años de no vernos, con uno de mis grandes amigos de la época universitaria y de la vida, en su casa, a varios miles de km de la "Ibero". 

Inmediatamente sonreí por que recordé todos aquellos momentos tan divertidos, tan formadores, tan excesivos, tan exagerados, tan emocionales, tan complejos y a la vez tan simples. Recordé quien era yo en ese momento y como, a pesar de que en esa época estaba (según yo) totalmente seguro de quien era y que quería, ahora veo que no tenía idea de nada y me doy cuenta lo confundido que estaba. No obstante había una cantidad muy grande de pasión y energía en toda esa confusión. Creía en muchas cosas.

Más sonreí por que me dio mucho gusto saber que fue en mi universidad,en aquel lugar en donde tengo tantos recuerdos, donde este grupo de estudiantes decidió cuestionar y desaprobar ciertos actos políticos de dicho candidato. 
También me molesté cuando leí que se trató de desacreditar la opinión de dichos estudiantes.

Confieso que una de las razones por las cuales sonreí fue por que no simpatizo nada con dicho político, menos con su plataforma, pero honestamente, lo que realmente me dio gusto es que recordé que a esa edad, uno está lleno de información sin procesar a la que muchas veces no sabe ni como utilizar y reaccionar. También recordé que a esa edad, se está dispuesto a hacer todo aquello por lo que uno cree, sin importar ninguna consecuencia. Es un nivel de energía tremendo. Una pasión casi ilimitada y como es obvio por la corta edad, un entendimiento de las cosas con información procesada más por el estómago que por el cerebro.

En esta esta entrada no pretendo tomar ninguna dirección política, eso ya lo hice en la entrada anterior y probablemente lo haga en alguna subsecuente.

No es importante si estoy de acuerdo con la opinión de los estudiantes, y sin juzgar las formas en las que se dieron ciertas manifestaciones de los estudiantes (unas semanas antes, otro candidato con quien tampoco simpatizo, fue vitoreado como héroe nacional en mi misma universidad).
Lo que si es importante es que celebro completamente que esos jóvenes que en algunos años van a empezar a tomar las decisiones que den rumbo a este país, tengan esa chispa y esa pasión para castigar lo que creen que está mal y para celebrar e impulsar lo que creen que está bien. Ya tendrán tiempo para perfeccionar la manera en que hacen sus juicios. Espero que para entonces sigan teniendo ese mismo nivel de pasión y energía.

Posteriormente a lo que sucedió ese día en la Ibero, se han creado varios movimientos supuestamente apartidistas y en algunos casos apolíticos. Yo no convivo con casi ninguno  de ellos. Creo que ya se contaminaron de muchos intereses de instituciones más grandes. y siempre he pensado que cuando algo se institucionaliza ya perdió su alma, su motivo y su verdadero significado. Ejemplos podría dar miles pero los dejaré también para otra entrada. 

A pesar de que esos movimientos que nacieron de lo que sucedió ese día se han institucionalizado, sigo sonriendo por que veo muchos estudiantes que están peleando por lo que creen. En este mundo ya son pocos los que luchan, pelean, construyen o hacen algo por que creen en algo.

Haciendo una comparación, he llegado a pensar que a los que nos llaman "adultos contemporáneos" nos hace falta recordar un poco sobre lo que era vivir con toda esa pasión y energía. Nos hace falta recordar lo que es creer en algo más grande que uno mismo. Hemos ido perdiendo la capacidad de creer en algo y eso me entristece de manera muy profunda. El mundo está en nuestras manos y somos los responsables de lo que pase en el, no obstante no creemos en nada o creemos en muy poco.

Sea lo que sea que esa creencia fuere, me espanta que muchos de nosotros hemos dejado de creer. Esa falta de pasión en algo en lo que uno cree sólo ayuda a aquellos que sí creen que el mundo les pertenece y que pueden hacer lo que sea con el, a pasar de todos los demás que vivimos en el. Escuché en algún lado que somos más los buenos.

Me aterroriza que solos nos hemos ido convenciendo de creer que no hay nada que hacer, que nos hemos convencido de creer que ya todo está perdido y nos hemos convencido de creer que es imposible y que ya no hay nada que ganar.

Buena lección nos han dado esos y muchos otros estudiantes del mundo. Han sido los estudiantes los que han demostrado que no importa lo que pase, hay que creer y hay que creer con ganas!

Yo creo que el mundo es aquel que uno quiere y yo sigo creyendo que el mundo debe y puede ser un lugar mucho mejor. Sigo creyendo y creo en que somos muchos los que creemos en el ser humano y en lo que podemos hacer. 

Al igual que cuando uno tenía 20 años, el principio de creer es el generador y el motor de una energía y una pasión muy poderosos para generar cambios, para hacer las cosas bien hechas y corregir las que no están bien hechas.

Yo creo que si se puede!

¿Alguien me cree?

Buena noche,

1 comentario:

  1. Yo también pienso que se puede, por eso me niego a tener una visión negativa del mundo y del país como se ve en mucha gente y como se presenta en los medios de comunicación.

    Yo pienso en ser positivo, como vamos a generar pasión y cambio sino a traves del positivismo y el entusiasmo. Estamos trabajando para realizar cambios importantes, cambios que empiezan en nuestro mismo entorno y que van influenciando a la gente que nos rodea, pero para lograrlos uno debe de ser lider y predicar con el ejemplo.

    ResponderEliminar